miércoles, 30 de enero de 2013

Ite, missa est


                                                   A Reynaldo de Rafael

Yo adoro a una sonámbula con alma de Eloísa,
virgen como la nieve y honda como la mar;
su espíritu es la hostia de mi amorosa misa,
y alzo al son de una dulce lira crepuscular.


Ojos de evocadora, gesto de profetisa,
en ella hay la sagrada frecuencia del altar;
su risa es la sonrisa suave de Monna Lisa,
sus labios son los únicos labios para besar.

Y he de besarla un día con rojo beso ardiente;
apoyada en mi brazo como convaleciente,
me mirará asombrada con íntimo pavor;
la enamorada esfinge quedará estupefacta,
apagaré la llama de la vestal intacta,
¡y la faunesa antigua me rugirá de amor!






Rubén Darío escribe este poema dedicado a Reynaldo de Rafael. Esta compuesto por tres estrofas, las dos primeras de cuatro versos cada una, y la última de seis versos.
El autor expresa en este poema el sentimiento de amor que siente hacia su enamorada. (Podemos afirmar esto con tan sólo leer el primer verso). El nicaragüense busca la perfección y el sensualismo recogido en su amada. A lo largo del poema utiliza un lenguaje claro, preciso y cuidado. Podemos apreciar un carácter innovador por parte del autor por ejemplo en el último párrafo.
El uso de la mitología en el primer verso ("Eloísa")
Alguna de Las figuras retóricas que aparecen son símil (verso 2).

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